Ofrecer experiencias a los usuarios y crear ese sentimiento de comunidad tan buscado por las empresas se ha convertido ya en elemento clave. Atraer a los trabajadores a sus puestos de trabajo se convierte en una herramienta muy efectiva para fidelizar a los arrendatarios, que cada vez más, esperan que los espacios que ocupan o van a ocupar les ofrezcan múltiples servicios que complementen la oferta de su entorno y hagan el inmueble atractivo para el usuario final. Estamos hablando de iniciativas como pueden ser fomentar hábitos saludables, desde organizar clases de yoga, charlas nutricionales o eventos de desarrollo personal.

Esta preocupación por parte de los arrendatarios respecto a lo que les ofrece un inmueble está adquiriendo cada vez más peso dentro de los criterios de decisión al buscar espacios de trabajo.

Para aportar ese valor añadido, es necesario establecer una estrategia a seguir y que nos ayude a definir cómo queremos que el mercado lo perciba. Esta estrategia debe estar adaptada al perfil de usuario que tenemos o queremos tener, entendiendo sus inquietudes y necesidades.

Todas estas iniciativas ayudan a traducir la ocupación de los inmuebles en una presencialidad real.

Son necesarias zonas comunes que inviten y permitan ofrecer estas experiencias. En el caso de edificios nuevos, ya están contempladas, pero para edificios existentes hay que hacer el ejercicio de adaptarlos en la medida de lo posible.

Además, debemos integrar el plan en el entorno. Esto es un factor multiplicador en muchos casos muy vinculado a políticas ESG, especialmente en su vertiente social.